Resumen
La Universidad representa la cúspide del proceso de institucionalización del individuo, coronando los 10
a 12 años previos de formación académica y social; sin embargo, en la formación del ser profesional,
económico y productivo, se relega al ser humano, la importancia de su diversidad y la inmensidad de su
posible aporte creativo fuera de las limitaciones impuestas por las necesidades de un momento, una
realidad y/o una empresa, perdiendo la oportunidad de ser un agente de cambio sociocultural. En el
necesario proceso de institucionalización para asegurar la convivencia en la sociedad, permanece oculta la
trampa de la estandarización de los comportamientos individuales, las metas permitidas y la forma en que
debe vivirse el proceso de cada vida, generando un modelo para explicar y manipular lo humano que elimina
las variables no deseadas que, precisamente, definen a ese ser humano. Así como existen escuelas de
liderazgo y motivación, siendo necesario conocerlas todas para no utilizar ninguna, también es necesario
poder contactar con la realidad del individuo que, en definitiva, será el que ponga en práctica o concrete
las necesidades de la Empresa que lo contrata. Volver al ser humano, desde la Universidad, para fortalecer
la sociedad.
Introducción
Con el paso de los años hemos ido comprobando que las técnicas habituales para tratar la problemática
psíquica humana no son suficientes y, en algunos casos, tampoco son adecuadas.
Gente que llega con un
dolor emocional que, lejos de tratarse de una patología, se resuelve o comienza a modificarse tan sólo con
la atención empática hacia lo que vive ese otro desconocido que confía en nosotros, también
desconocidos.
Acompañamos a adolescentes sometidos por la angustia del futuro que desconocen, pero
temiéndole más a la posibilidad cierta de perderse en ese proceso por no conocerse lo suficiente que por lo
que las exigencias del porvenir pudieran significarles.
En procesos de orientación vocacional hemos
tenido que interrumpir nuestra batería de cuestionarios y estudios para ofrecer entre dos y cinco sesiones
de trabajo personal para poder rescatar al aspirante a una carrera profesional de las trampas de sus
creencias; suyas por haber sido impuestas y/o por haber creído que su incorporación era el precio a pagar
para pertenecer.
Se dice que aproximadamente el 86% de la población mundial que trabaja lo hace en algo
que no le satisface; y a nadie parece importarle el motivo de dicha estadística.
Sin embargo, ahondar en
las causas es importante por las proyecciones en los costos de salud pública y por los costos empresariales
encubiertos al disminuir la productividad laboral por motivos tales como alta rotación, accidentes
laborales, ausentismo, acoso laboral explícito e, inclusive, mobbing.
El desafío reside en poder
contactar al ser humano, identificando sus necesidades primarias para comprender qué motiva las acciones de
su vida y apartarse de la idea de que un empleado sólo busca dinero y prestaciones. Las investigaciones de
hace casi un siglo de Elton Mayo, en la planta Hawthorne del Western Electric Company, para sustentar la
importancia de los aspectos psicosociales de la conducta humana en las estrategias gerenciales aún gozan de
validez y deben ser rescatadas del olvido.
1. Somos diferentes, aunque seamos profesionales
La investigación genética y la pasada década del cerebro han iluminado el camino hacia un nivel superior de
comprensión de las características distintivas de cada ser humano, exigiendo el desarrollo y la integración
de nuevas disciplinas para tratar lo orgánico, lo estructural físico, lo simbólico y lo estructural
simbólico.
Del lado del manejo concreto tenemos a las ciencias médicas con especialidades de neurología,
neurofisiología y psiquiatría, las cuales reducen al individuo al nivel de interacciones
electro-bioquímicas, estructuras, cirugías y pastillas, aunque pierdan en su camino el contacto con el
conjunto de elementos simbólicos que hacen de un ser humano un humano.
Por otra parte, las disciplinas
abiertamente simbólicas, como lo son la psicología y el psicoanálisis, se apartan del ser humano que dicen
comprender por no verlo en su realidad.
El conductismo es útil en ciertos casos, no en todos; y en
aquellos que sirve, el éxito del proceso suele quedarse con una parte de la esencia del ser.
La
psicología ha hecho bien la tarea de convertirse en ciencia cuyas observaciones son repetibles, pero ha
desconocido la diversidad humana al convertir al ser humano en un objeto de estudio del cual obtener
estadísticas para explicar lo visible, lo manifiesto, lo consciente.
El psicoanálisis también tiene, como
técnica, un lugar prominente para facilitar la lectura de las motivaciones inconscientes y para ayudar a
resignificar la vida; sin embargo, como cualquier estrategia aplicada desde lo absoluto, adolece de la falta
de contacto con la real forma de ver la vida que tiene el analizando, sobre todo cuando llega el momento de
discernir qué es una resistencia y que una interpretación errada que no aplica a la problemática del
paciente.
En el ámbito educativo, al menos en los primeros 10 a 12 años, sucede lo mismo.
Los docentes
no ven al alumno que tienen delante suyo, manejándose desde lo que estudiaron, lo que se les exige hacer
para que el proceso de institucionalización sea exitoso y lo que creen que pudiera motivar a esos seres
incontrolables que les ha tocado en gracia formar.
Intentan crear seres resultantes de un proceso al que
llaman educativo, en tanto alimentan su ilusión de estar haciendo un bien a la sociedad.
El
neurocientífico John-Dylan Haynes descubrió en el año 2007 el lugar físico en el cerebro en el que reside el
inconsciente humano. Quizás no se comprenda bien la importancia de este descubrimiento: no sólo la necesaria
construcción teórica de la entidad llamada inconsciente dejaba de ser teórica, sino que le agregaba algo que
hacia temblar los cimientos del conductismo y de todos los administradores que han buscado formas para
controlar resultados. En el año 2008, Haynes publicó un libro en el que explicaba cómo es que nuestras más
importantes, grandiosas e irrepetibles decisiones que tomamos conscientemente, en realidad, están reguladas
por el inconsciente, al cual, por cierto, no tenemos acceso más que por medio de interpretaciones, sueños,
asociaciones libres, comprensión de actos fallidos y de lapsus.
Haynes no dudó en cuestionar, inclusive,
la libertad del libre albedrío, dando con su investigación y descubrimientos un primer paso hacia la
integración del ser humano.
En las primeras dos décadas del siglo XXI hubo muchos otros hallazgos, sobre
todo en genética asociada a la personalidad de cada individuo, siendo las conclusiones obtenidas de los
mismos muchas veces tibios, como temerosos de llegar a inducir la idea o la posibilidad de un determinismo
genético. Sin embargo, el mismo sería liberador para el ser humano ya que hallaría el permiso natural para
dejar de pretender ser alguien que no es.
Vamos a hacer una breve recorrida por algunos de ellos, con el
fin de mostrar cuán habitual es que la persona que tenemos al lado no haya comprendido la realidad en la
forma en la que nosotros la percibimos.
Tabla 1. Descubrimientos genéticos sobre personalidad
Gen | Determina |
---|---|
AVPR1 | Generosidad |
OXTR, alelos A y B | Optimismo, autoestima y autocontrol |
5-httlpr | Expresión de ideas y de sentimientos positivos |
5-htt, versión corta (s) y larga (l) | Predisposición a la depresión |
rs4950 | Liderazgo |
COMT (Catecol-O-metiltransferasa) alelos Met-158 y Val-158 | Gen de respuesta al estrés |
AVPR1a, alelo 334 | Infidelidad |
Varios genes, con foco en los del cromosoma 15 | TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) |
MAOA (Mono Amino Oxidasa A) en el hombre | Belicosidad |
Transposones | Genes móviles de la unicidad neurológica |
A estas alturas comienza a ser evidente
que venimos a la vida dotados de unos lentes genéticos que nos permiten ver, percibir, evaluar, imitar,
comprender, incorporar, descartar y modelizar la realidad de una única manera: la propia.
Figura 1. Lentes genéticos para interactuar con la realidad
Ante tantas formas diferentes de ver la
misma realidad, el llamado ser profesional pasa a ser un reduccionismo que complica las relaciones y
el logro de los objetivos, dado que es el ser humano y no el profesional quien causa, causará y/o resolverá
los conflictos que la empresa vaya a enfrentar.
Esta nueva perspectiva es la que obliga a la Universidad
a revisar sus formatos para devolverle a la sociedad algo más que un profesional capacitado para producir:
quizás, un ser humano íntegro y fortalecido que quiera servir.
Sin embargo, es necesario ser precavidos
para no caer en engaños como el de mágicamente pasar de ser maestro tradicional, jerárquico de pensamiento,
a constructivista porque es tendencia y se paga mejor.
No se trata de hacer lo mismo modificado. Se
requieren un nuevo enfoque y un nuevo modelo centrado en el ser humano, que no pase por Maslow, Rogers ni
Fromm revisados, ni por el big-data que alimenta a la inteligencia artificial.
2. Coherencia al exigir menos Ego
Simplifiquemos lo más que se pueda todo lo relacionado con el Ego.
El Ego no es otra cosa que el Yo, y
el Yo no es nada más ni nada menos que eso que nos permite unir nuestra realidad interior, nuestras
creencias, necesidades, deseos, moral, valores, fortalezas y debilidades, con las exigencias de nuestras
circunstancias condicionadas por la realidad exterior.
El Yo está sometido constantemente a lo
inconsciente, lo consciente, lo racional y lo irracional.
Pedirle a una persona que abandone su Ego, es
decir a su Yo, o que lo aplaque es ilógico y hasta paradojal: ¿cómo se le puede pedir a alguien que deje de
ser pero que siga siendo para que responda a lo que se le acaba de exigir?
La respuesta a esta paradoja
pudiera hallarse al escrutar una cultura global basada en la obediencia debida, en la administración y en el
control por temor.
En otras palabras, para propiciar una lectura más simple y directa: “deja tu Ego a
un lado para que me resulte más fácil poder controlarte”.
Sin embargo, las Universidades que
alimentan con sus alumnos altamente capacitados a las empresas y a la sociedad, suelen argumentar entre sus
frases y campañas de promoción, su capacidad para formar a los líderes del futuro.
Y aquí la gran
disyuntiva a partir de los descubrimientos genéticos enumerados: si la persona tiene el gen rs4950 será un
líder natural y su Ego estará en concordancia con su capacidad natural; pero si el individuo no cuenta con
el gen rs4950 y está iniciando su carrera profesional, intentará compensar con su Ego a las exigencias del
entorno sobre lo que debe ser.
Llegado el caso, en un grupo o en una labor de equipo conformado, ¿quién
preferiría usted que lo guiara? ¿un líder natural o un líder formado a base de inflar su Ego para responder
a lo que se espera de él?
No se preocupe. Fue una pregunta retórica para ir allanando el camino de esta
presentación.
Lo curioso es que, puestos en situación de querer controlar al otro, es habitual que ambos
tipos de líderes se les exija que se bajen de su Ego.
Si todos fueran líderes, probablemente, nadie
haría lo que es necesario que se haga.
Nos vamos al otro extremo, ese en el que están los simples
mortales capacitados que saben y quieren hacer algo y que piden una guía, un rumbo.
A ellos también se
les pide que abandonen su Ego… para que hagan lo que se les pide sin causar mayores conflictos.
Como
dijimos, el Ego es el Yo que lucha por responder a las exigencias internas y externas; siendo parte
fundamental de otras características que son buscadas y apreciadas, tales como creatividad, iniciativa,
capacidad para resolver, etc.
La incoherencia al exigir menos Ego se vuelve evidente tanto en el líder
como en el liderado.
Sí hay que distinguir Ego de egoitis, término nuevo para referir a un Ego
inflamado por la necesidad de su dueño de tener que responder a las exigencias del medio de una forma que no
le es natural.
La Universidad debe dar herramientas para fortalecer el Ego del ser humano que será el
futuro profesional.
Para pensar…
¿Cuánto tiempo pasa usted pretendiendo ser quien no es? En tanto,
su vida pasa.
3. Un nuevo modelo desde la persona
Hacia el final del punto 1 mencionamos la necesidad de un nuevo modelo que no se basara en los clásicos
revisados.
Maslow, con sus aciertos teóricos acerca de los agentes de motivación de las personas fincados
en sus necesidades fracasó. Lo que siguieron analizando su obra no pudieron comprobar empíricamente su
teoría y hoy existen tendencias a eliminar su teoría de los libros de texto universitario.
Maslow estaba
al servicio de las empresas y su foco no era el ser humano sino el recurso humano: un humanismo social con
miras productivas.
Carl Rogers se acercó más al ser humano, al cliente, desde una perspectiva más
liberadora, aunque igualmente exigente: cada quien puede llegar a ser lo que desee ser.
Una trampa por
dónde se le mire dado que los objetivos vitales de una persona cambian con el transcurso de su vida,
quedando la definición de lo que es el ser en una nebulosa que todo lo abarca y todo lo excluye. Mas aún si
se considera que la sociedad occidental tiene muy marcado el hecho de que una persona es según lo que hace
y, si no hace lo que se esperaría que hiciese, entonces, simplemente, no es, no existe.
Nota aparte,
aunque en relación con lo dicho en el párrafo anterior, es común que la gente, al recibir su título, infle
su Ego diciendo “Soy Médico”. Curiosamente, no declama “Me capacité en Medicina”. Claro que puede ser una
exquisitez idiomática, pero existe una lengua que apunta justo en el sentido que estamos proponiendo. En
italiano se dice “Io faccio il Dottore”, que se puede interpretar como “trabajo como Doctor”, en vez de
decir “Io sono un Dottore” que equivaldría a decir “Soy Doctor”.
Finalmente, tampoco Fromm, debido a que
su psicoanálisis humanista se centra en las necesidades de la sociedad y el sitio del ser humano en la
misma; lo bio-social, el ser humano y sus relaciones, y no reconoce las cualidades innatas de cada individuo
que son, en definitiva, las que le permiten interactuar.
En nuestro trabajo de investigación, que venimos
desarrollando desde el año 2003, hemos observado diferencias que salen a la luz sólo tras un trabajo muy
enfocado en el rescate del permiso para ser más allá de las exigencias del entorno.
No se trata de la
importancia de la epigenética ni de la necesidad de justificar la existencia de un entorno social primario o
más amplio.
Esos lentes genéticos que traemos determinan las posibilidades de la epigenética para poder
modificar nuestro ser esencial y la forma en la que interpretamos la realidad interna y externa, el qué,
cuánto, cuándo y cómo llega la educación y las condiciones de nuestro entorno a influir en la conformación
de nuestra personalidad.
Decir que la genética nos determina escandaliza porque los intentos de
estandarizar comportamientos pierden importancia y efectividad; sin embargo, aceptamos que las condiciones
ambientales y sociales sí nos determinen, que filósofos sentencien acerca de “el hombre y sus
circunstancias”, y hasta permisos bíblicos para conformar al ser humano según las necesidades de los grupos
sociales, en frases como “… y lo hizo a su imagen y semejanza…”.
Existe una realidad humana que
grita existencia y que responde de manera diferente al control y a la regulación de la libertad
individual.
Esto es un llamado a la integración de la diversidad de una forma en el que todas las formas
de ver la vida puedan tener la oportunidad de aportar y de construir un futuro en común para la especie
humana.
Entre los años 2005 y 2016, nuestra teoría base se enseñó en dos Universidades. Abrimos un camino
hacia la comprensión y la necesidad de flexibilizar el modelo controlable.
Hoy, hemos podido ahondar más
en la realidad individual y actualizamos los perfiles que definimos como normales, naturales y esenciales de
los seres humanos posibles a un espectro de 10 formas esenciales distinguibles, completamente diferentes
entre sí, que se pueden presentar según 55 combinaciones definidas más sus matices.
Las carreras
vinculadas a las humanidades, al desarrollo humano y a los recursos humanos necesitan apartarse del modelo
tradicional para poder reconocer esta nueva realidad y comprender la problemática de cada relación humana,
sea afectiva o productiva.
Manuales y guías de trastornos mentales como el DSM-IV, DSM-V, CIE-10, cruzan
ejes estadísticos para concluir que un individuo se apartó de lo esperado y tiene tal o cual trastorno. Esos
desvíos son a partir de un eje de normalidad nunca definido en el plano de lo meramente individual,
convirtiendo a los diagnósticos en juicios para ser utilizados por aquellos que no admiten lo
incontrolable.
Ser diferente de lo que se espera o de lo que se tolera no significa estar enfermo.
4. Meta-metas y Meta-valores
Cada ser humano, independientemente de lo que le toca vivir, tiene una necesidad primaria que debe ser
satisfecha en sus términos, a su modo y en su justa medida.
La educación puede intentar inculcar ideas
respecto de lo que es necesario, pero, aún la más intensa campaña de mercadeo no podrá convencer a algunos
de que lo que le pretenden vender como necesario realmente lo es para ellos.
La sociedad y su brazo
ejecutor, la cultura, se defienden emitiendo juicios para señalar lo diferente, lo que se escapa del
control, de lo establecido, de lo que debe ser.
Sin embargo, incluso con esos juicios disfrazados de
rótulos sociales, tales como “millennials”, “hippies”, “generación Z”, “bohemios”, “artistas”
y tantos otros más, existen y seguirán existiendo grupos de personas que logran hallar un lugar para vivir
dentro del sistema sin ser devorados por el mismo, aunque les resulte más difícil. Lo que sigue también es
conocido; un nuevo rótulo a los ya utilizados: inadaptados.
Es un sinsentido expulsar de la sociedad a
aquellos que se atreven a pensar y a sentir diferente; y en este punto debemos aclarar las implicancias de
lo diferente.
No se trata de disentir por oposición y muchos menos por rebeldía o resistencia a la
autoridad.
No se trata de intentar debilitar ni de socavar las estructuras del poder ni de la
Administración central.
Pensar y sentir diferente surge no por un no a lo externo sino por un sí emitido
en un grito ahogado, casi sin permiso. Un sí a la persona misma, por ella, desde ella.
En las relaciones
humanas del Tú-Yo no es No-a-ti sino un Sí-a-mí.
En ese Sí-a-mí comienzan a aparecer las necesidades
reales, no las emergentes e inmediatas por situaciones de entorno. El desconocimiento de estas diferencias y
de las necesidades primarias de cada individuo sólo aseguran un resultado posible: el fracaso en los
intentos de motivar al otro.
Claro está, que bajo presión o por imperio de las exigencias de una realidad
agobiante, el individuo podrá llegar a hacer algo que no quiere; pero su motivación rápidamente va a decaer
llevándolo a abandonar lo que inició.
Las consecuencias de este abandono son graves, comprendiendo desde
carreras universitarias que quedan truncas hasta renunciar a trabajos prometedores por los que muchos
habrían peleado con uñas y dientes para conseguirlos.
Las meta-metas son esto: la meta oculta e
inconsciente que mueve a la persona al logro de sus metas. Parece redundante tener que aclarar que, por ser
inconscientes, las meta-metas son subjetivas y fuera del control de la educación y de las exigencias de
entorno.
Algo similar sucede con los valores, existiendo valores subjetivos e inconscientes que están en
la base de todos los valores individuales. Los meta-valores también son independientes de los esfuerzos
formadores de la cultura.
El no reconocer esto impacta directamente en las condiciones de éxito y de
fracaso de cualquier gestión administrativa, gerencial y empresarial.
El desconocimiento de las
diferencias esenciales, su devaluación o el pretender ignorarlas reforzando la necesidad de la
estandarización del ser humano terminará impactando en la economía de la empresa y de la sociedad que no las
quiere aceptar.
La empresa tendrá que asumir costos interminables de capacitación para la fila de nuevos
empleados que no pararán de desfilar por la alta rotación de personal, junto con costos de baja producción
por las licencias por enfermedad que inevitablemente acontecerán por ser dichas ausencias la única vía
válida de escape y/o expresión que le queda al empleado insatisfecho.
Volvamos a la experiencia de la
planta Hawthorne, en la que Elton Mayo logra que empleados en condiciones inferiores de beneficios
económicos terminen produciendo más que el grupo testigo con mayores prestaciones.
La motivación humana
no pasa únicamente por el dinero, la seguridad, la aceptación o el nivel social. El modelo es mucho más
simple, sólo que deja fuera a los controladores y a los administradores de recursos.
A veces, sólo basta
querer ver al otro para que éste lo perciba y algo cambie en su interior.
Si no hay disposición a
reconocer y a querer cruzar ese puente, el motivado siempre será el motivador.
5. Incumbencias universitarias
En la visión universal respecto de las necesidades laborales y del desarrollo de la sociedad, la
Universidad ha debido fragmentar el conocimiento en áreas comunes de interés que agrupó en
Facultades.
Una buena decisión, estratégica para los recursos y táctica para su implementación.
La
división en Facultades es en sí misma un primer nivel de especialización, haciendo que un interesado en
Medicina no tenga que ver Electrónica; y, a la vez, el punto de partida para la deshumanización del
profesional.
Obviamente, ninguno tiene que saberlo todo acerca de todo y tampoco le alcanzaría una vida
para poder adquirir el nivel de conocimientos que se manejan actualmente.
No obstante, aunque sea
evidente esta verdad, todo profesional tendría que poder acceder al conocimiento humanista centrado en las
diferencias esenciales de cada individuo por muchos motivos que incluyen los de logros económicos, pero no
se limitan a ellos.
Existe una responsabilidad moral desde la empresa hacia la sociedad que le provee su
más preciado capital, el talento humano, que no se satisface cumpliendo con cursos de capacitación impuestos
por leyes locales o federales.
Simplemente por la secuencia en el proceso de capacitación y de captación
del talento humano, esa responsabilidad moral para con la sociedad al humanizar profesionales también recae
en la Universidad como un todo, independientemente de cuál sea la Facultad.
Cada gerente que somete a un
empleado y lo lleva a la enfermedad, sea por causas orgánicas o con raíz psicosomática, es responsable de
haber atentado contra la sociedad, al igual que la empresa que lo contrata y mantiene en su cargo por su
efectividad en el logro de sus metas.
Las relaciones humanas son algo muy delicado al igual que los
procesos de generación de significados y sentidos de vida. Son muchos casos documentados a nivel mundial de
suicidios por cuestiones de presión o humillación laboral.
En Europa existen leyes contra ese tipo de
jefaturas. En Costa Rica también las hay.
Es una realidad que exige una revisión que sería más efectiva,
desde lo cultural, si se hiciera antes de que surgiera una legislación que impusiera castigos.
Lo humano
nunca es una pérdida de tiempo ni de dinero.
Imaginen, por ejemplo, un líder autoritario pretendiendo
motivar a un empleado con espíritu libre. Ahora, imaginen a un líder laissez-faire o a uno
democrático logrando motivar al mismo empleado.
Si logró descubrir que el segundo tipo de liderazgo es el
adecuado para un empleado “incontrolable”, ya comprendió todo lo que hemos expuesto acerca de la necesidad
de enseñar a reconocer las diferencias esenciales normales de cada ser.
Ahora aumentamos la
complejidad.
En un grupo hay personas que tienen tipos de personalidad esencial (aquí comenzaremos a
utilizar un término propio para definir a esta nueva característica: ontotipo) que pueden ser
compatibles o no entre sí; debiéndose incluir en el grupo al que será su jefe o su líder (no confundir, jefe
y líder no son una misma entidad).
La problemática se extiende a lo largo de la diversidad de los
dirigidos y es crítica a nivel del que dirige.
Por este motivo dijimos que habría que conocer la mayoría
de las escuelas de motivación y liderazgo y no utilizar ninguna.
En el conocimiento está el permiso y el
enriquecimiento necesarios para que sea creativo, debido a que la forma de motivar a gente de un ontotipo no
aplica con personas de otro ontotipo diferente.
Existen tendencias actuales en Europa para contratar
personal utilizando lo que se llama el CV-ciego, que no es otra cosa que un CV basado en lo que el individuo
dice qué sabe hacer, pero sin aclarar ciertos datos que pudieran llegar a ser causa de una discriminación,
tales como fotografía, edad, nombre, sexo o domicilio (por lo de la distancia al trabajo).
Consideramos
esto un error por exceso de simplificación, puesto que se vuelve a centrar el proceso selectivo y laboral en
lo meramente profesional desconociendo al ser humano que generará y, eventualmente, tendrá que resolver
conflictos.
Cuando una empresa contrata y/o establece una relación con el resultado de un proceso
formativo en vez de hacerlo con la persona, se convierte en parte activa de los conflictos de los que
luego se quejará.
6. El juego de las diferencias
Veamos cuáles son estas diferencias y la importancia de reconocerlas.
En mayor o menor grado, todas las
personas tienen un concepto del bien y del mal, y transcurren sus vidas dentro de un cierto equilibrio entre
lo que quieren, lo que pueden y lo que deben.
Sin embargo, cada ontotipo tiene una marcada tendencia
hacia el querer, el poder o el deber que determina que lo que uno cree que podría suceder, en realidad, no
ocurra.
Las motivaciones esenciales que hemos hallado en estos años de investigación y práctica se
corresponden con las siguientes necesidades primarias:
Tabla 2. Necesidades primarias por cada ontotipo
Ontotipo | Necesidad Primaria |
---|---|
A | Perfección |
B | Ser querido, necesitado y/o elegido |
C | Ser valorado |
D | Ser recibido |
E | Ser experto |
F | Tener seguridad |
G | Tener estabilidad |
H | Ser feliz |
I | Poder ejercer su poder |
J | Tener paz y armonía |
Por supuesto que, independientemente
de su necesidad primaria, todos los ontotipos harán lo necesario para poder satisfacer sus necesidades
básicas, fisiológicas y las emergentes propias por vivir cada día su vida; pero si una acción iniciada
atenta contra la satisfacción de la necesidad primaria casi de inmediato surgirá la
desmotivación.
Existen ontotipos que son competitivos naturales en contra de otros. Competir les resulta
tan vital como respirar, pero difícilmente pudiera armarse un equipo con gente que compite naturalmente
contra otro porque el compañero también es otro contra quien competir. Esos ontotipos son el B, C, H e
I.
Hay un ontotipo, el J, que compite naturalmente contra sí mismo, pudiendo llegar a dedicarse con
esmero a superar todos los escollos hasta que considere que ha logrado su objetivo; siendo la situación más
probable, luego de alcanzarlo, su desinterés y abandono.
Hay ontotipos eminentemente normativos,
intérpretes de leyes y reglas, esforzados hasta el punto de la adicción al trabajo con el fin de hacer bien
tareas de índole administrativo y/o rutinarias. Son los ontotipos A, F y G.
Otro, el D, es un artista, un
intérprete, un creador y un alquimista, empático natural y poseedor de una inteligencia emocional sin
igual.
Finalmente, el ontotipo E, suele ser el que disfruta pensando y descubriendo, no repitiendo. Suele
estar en puestos técnicos, de investigación y desarrollo, y en ciencias.
A los competitivos no suele
interesarles los tiempos que se toman los ontotipos D y E para poder expresarse en los términos en los que
lo hacen, y obvian cuanta ley o restricción se aparezca en su camino al éxito.
Los ontotipos normativos,
partidarios del control, administradores y rutinarios, suelen tener dificultades con los competitivos que
comienzan a hacer sin haberse asegurado los recursos que requerirán. Tampoco comulgan con la sensibilidad
que siempre aparece en las relaciones humanas, llegando a considerar que llega a ser un
estorbo.
Podríamos seguir haciendo combinaciones, pero consideramos que ese juego de hallar las
diferencias ya ha iniciado en su mente al haber llegado hasta este punto de la lectura.
Es también
mandatorio que no caiga en la tentación de discriminar para contratar a todo su personal con un único
ontotipo, ya que eso rigidizaría su modelo y pudiera estar dejando fuera de su empresa justo a la persona
que podría aportarle una idea millonaria. Sobre todo, porque uno de estos ontotipos posee un perfil de lobo
con piel de cordero. Sí, un empleado leal con tendencia a la traición.
Es necesario hacer un análisis y
una compulsa de las características esenciales propias de cada persona con las funciones que va a
desarrollar y en el área en que va a estar.
Con este panorama de diferencias reales, concretas, que
determinan a la persona que portará la máscara del ser profesional, esperamos haber explicado el motivo por
el cual es necesario este conocimiento para humanizar a los profesionales y dejar de pretender que todos
sean capaces de todo.
7. Áreas de oportunidad
Con la integración de lo humano a lo profesional ganan las empresas y la sociedad. Además, desde la
Universidad, se abren caminos para la investigación conjunta en diversos campos.
Con solo imaginar que
actualmente se medica con antidepresivos a personas que no pueden deprimirse (consecuencia directa de la
existencia o no de un gen) la revisión de lo conocido del ser humano queda al servicio del mismo.
Se
derrumban mitos tales como el riesgoso tránsito por la adolescencia por ser la etapa en la que se
manifiestan quiebres o episodios psicóticos y/o esquizofrénicos. De nuevo, no se enferma el que quiere sino
el que puede, y para poder enfermarse es necesario llevar el gen que determina esa tendencia. Un adolescente
apático, es uno que ha recibido un juicio desde lo social avisando que su proceso de institucionalización
pudiera estar siendo deficiente y que quizás no se alcance la meta esperada.
Los diagnósticos generales
como juicios emitidos desde lo esperado sólo marcan la vida de los que los reciben y no redundan en
beneficios para nadie, ni para la persona ni para la sociedad.
Más ejemplos, recordamos al ontotipo J, el
que requiere paz y armonía, el que compite contra sí mismo y puede abandonar o cambiar con mucha facilidad.
Se lo puede llegar a tratar como esquizoide, apartado de la realidad, introvertido, tímido, desaparecido,
aletargado obsesivo y hasta portador de un trastorno por déficit de atención. Sin embargo, muy lejos de
todos esos pesados rótulos, su velocidad de pensamiento es tal que puede de un simple vistazo escanear su
entorno, detectar las coincidencias y las diferencias, establecer nuevas relaciones que explican lo
observado y hacerse una idea de la dinámica que explica lo que observó mucho antes de que otra persona con
otro ontotipo se haya percatado que en una pared pudiera haber una marca que antes no existía. Su velocidad
de procesamiento reside en su capacidad para fluir en y con la realidad en vez de quedarse anclado en el
análisis de las causas y las consecuencias, lo cual es algo más del ámbito de los ontotipos
administradores.
Como áreas de oportunidad para la Universidad están las diferentes integraciones entre
sus Facultades, dado que lo orgánico y lo genético no excluyen al ámbito de lo simbólico.
La
bioestadística que sustenta la efectividad de una medicina podría estar segmentada por ontotipo posible,
dado que una tristeza no es una depresión, la velocidad de pensamiento al poder fluir con naturalidad no es
hiperactividad, la necesidad de querer ejercer el poder que se sabe que se tiene no es una deficiencia en el
control de los impulsos, la ansiedad que puede manifestar alguien con el gen del pensamiento positivo no es
la misma que puede presentar aquel que tiene una enzima COMT originada por el gen dominante Met-158, y
muchos más ejemplos.
Todas áreas de oportunidad para generar beneficios a la empresa, a la sociedad y a
las personas, al apartarse de la profesionalización del ser humano para alimentar y fortalecer la
humanización del profesional.
8. Referencias
Santoro, A. y Behn-Eschenburg, C. (2019). OntoPsiquis-Más allá del
eneagrama y el psicoanálisis - Tomo I – La esencia de tu ser. Florida, USA: THINSCEN - The Inner
Strengthening Center.
Santoro, A. y Behn-Eschenburg, C. (2019). OntoPsiquis-Más allá del eneagrama y el
psicoanálisis - Tomo II – Tus fortalezas dinámicas. Florida, USA: THINSCEN - The Inner Strengthening Center.